viernes, 7 de agosto de 2015

A mí me pasó: "¿Y tú quieres ser MÁS DELGADA?"

Los amores de mi vida
Me tomó por sorpresa. Al principio no supe que me estaba hablando a mí hasta que repitió a pregunta con el mismo tono agresivo y metiche de la gente que le gusta opinar sólo por el legítimo derecho de hacerlo. "Que si acaso quieres ser más delgada."
El viejo habrá tenido entre cincuentaymuchos y pasados los sesenta, y me miraba con expresión irónica y su dedo sobre mi modesta cajita de cereales Adelgazul con hojuelas & frutas. Me sentí pasada a llevar casi de inmediato, no tanto por lo que le importe a él mi peso y lo que me eche a la boca, como por el tono burlón en que fue capaz de hablarme. Como pude me recompuse y lo único que se me ocurrió responder dio paso a un diálogo más o menos así:
-No, caballero, es que no tienen azúcar.
-Já! Esque el azúcar engorda, y tú quieres ser flaca.
-No, usted no entiende, éstos me gustan y tenía que dejar el azúcar porque...
-A mí me gusta, me encanta el azúcar. Mejor que te guste éste - e indicó un helado de chocolate que estaba por pagar -A mí me encanta.
-Pero yo no...
-Jajajajaa! Tú quieres ser delgada, eso te pasa.

Y el muy infeliz se dio vuelta, algún otro comentario hizo y se fue después de pagar a la cajera. Me sentí cuando menos, violentada. Y me dio rabia conmigo y mi "respeto a la gente mayor" por no haberle escupido algo más defensivo a la cara, como que a él qué le importa que yo, o cualquier mujer coma o deje de comer. Como que le importe acaso mi talla, peso y tipo de contextura, que se vaya a la cresta y ahí se quede mejor. Pero no pasó nomás.

Eso me dejó pensando

miércoles, 5 de agosto de 2015

CRUSHED: el año en que descubrí lo que era enamorarse

A la entrada del primer colegio, el primer día de clases
El Saint Gabriel's School era enorme. Sus edificios, sus patios, sus portones... a los seis años, caminar por el patio de básica y mirar alrededor era darte cuenta de que eras un punto infinitesimal en un espacio gigante e imponente.

Seis años. A esa edad lo descubrí: lo espantoso que es enamorarse hasta las patas. Y a él. Felipe se llamaba, todavía me acuerdo. Tenía la nariz finita y respingada y el pelo de un color rubio arena, los ojos azules y un tono tostado en la piel. Era como una mini copia de un surfer australiano. Era varios, terribles años mayor que yo. Era lo más hermoso del furgón escolar.

Siempre éramos los mismos, en la tarde al final de las clases; siempre el mismo camino y las mismas bromas. En segundo básico fue cuando me habló por primera vez, yo estaba sentada detrás de él y le había sobrado algo de colación (estoy casi segura que unas galletas, o un superocho), y se dio vuelta para ofrecérmelo. Casi me morí. A los 6 años, que lo más lindo y parecido al Ken que me regaló mi papá supiera que existo era un acontecimiento de proporciones, no sé cuánto me demoré en reaccionar "¿Yo? ¿En serio? Yo... Gracias!" y me sentí estúpida por contestar tan corto y no preguntarle más cosas aprovechando nuestro primer contacto directo. El resto del camino lo pasé petrificada en el asiento haciendo durar lo más posible su ofrecimiento (si tenía papel, que no me acuerdo, seguramente lo guardé en alguna parte como un tesoro sagrado).

El colegio era tan monstruoso que encontrar a alguien en las horas de recreo era casi imposible. Pero cuando lo divisaba por casualidad volviendo a la sala o jugando fútbol, automáticamente era ése el mejor día de la semana. Nunca le conté a mis amigas, ni a mi mejor amigo. Antes de que nadie lo supiera, tenía que entender yo qué era eso que me pasaba con este ser humano.

lunes, 3 de agosto de 2015

Lo que aprendí trabajando en el cine

I made this.
Disclaimer: Ésto había sido concebido para formar parte de una serie de posts, pero como perdí el tracking y tuve que renunciar poco después... ya no fue. A menos que me acuerde si hay algo notable que publicar más adelante.

Ya había tenido un trabajo "serio" antes. A los dieciséis años, como promotora de productos de supermercado y remuneraban por hora (atroz para las que éramos menores de edad y no cachábamos de platas y cuentas, y para ese entonces era casi abusivo el horario y las normas, pero no diré más).

Tiré currículum en cierto cine de por acá, y a los días después me llamaron a entrevista.
Éramos hartos jóvenes, algunos todavía ni salían del colegio y las edades iban de los diecisiete hasta pasados los veinte. Pasamos todos juntos a entrevista grupal, el espacio era amplio (la parte vi-ai-pí del local) y las preguntas bien generales; edad, estudios, experiencia, etc. Me sentí vieja y alumbrada tratando de acordarme de todo lo que había hecho para juntar lucas cada verano, y estando en el grupo de los veintisiempre... en fin.
Porque mi idea en un principio era hacerme con los pesos suficientes para irme de vacaciones con Ex a Elqui, y lo que sobrara (si es que), dejarlo para el año, que la carrera es cara y quiero renovar clóset de invierno. ...Quería.

Cuento corto: Fui vuelta a llamar a la semana para ir a firmar contrato, y entraba a trabajar el mismo día, así nomás, porque es verano y necesitan gente.
...Aquí, algunas cosas que aprendí de primera mano y como parte de los engranajes que hacen que la cosa funcione:

sábado, 1 de agosto de 2015

Y así empiezan las cosas

Todo el glamour de la moda Mall Chino

Todo empezó cuando nací, un siete de septiembre de milenove... no, broma.
Esque yo tenía mucho tiempo libre. Entonces me dedicaba a inventar cosas que hacer, o decir. Y quería ser comediante desde que iba en primero básico y juraba que era una carrera legítima, con título universitario y todo. La primera vez que tuve un blog, que incluso sobrevivió su buen año y medio de existencia fue por ahí en el 2009, y me dedicaba a narrar las situaciones estrambóticas de las que era cómplice y testigo por partes iguales, en el Liceo donde fui a caer. Fueron los mejores años de mi adolescencia.
Poco después dejé de actualizar y finalmente se perdió en el tiempoespacio sideral de la internet, y pucha que me reclamaron. pero no quise seguir y me dio lata. Ya, confesé.

Esta última aventura empezó hace poco. Generalmente las cosas empiezan cuando otras cosas se terminan y obvio, ésta no podía ser la excepción. Un montón de gente (al parecer, hay gente a la que le llama la atención la extraña manera en que vivo), sobre todo compañeras y amigos cercanos, me pedían que por favor dejara de abusar del recurso facebook y usara un medio donde toda mi verborrea diaria quedara metida y accesible en un sólo lugar. Ok niños: les pienso hacer caso. Pero divago. Como iba diciendo... a principios de este año (calcúlese finales de marzo) terminé el pololeo más largo de mi vida hasta ahora, 2 años y medio. (Si estás leyendo esto, tranqui: fuiste excelente, pero no éramos, sólo te puedo tirar flores) Y pasado el período de duelo que a todos nos corresponde tener, decidí asomar mi rulienta cabecita al mundo y preguntar "A ver, ¿de qué me perdí!?" y entre varias respuestas, Mundo me dijo "deja de hacerte la tonta y ponte a escribir". Y yo muy obediente, voy a escribir.

Así que siéntese y póngase cómodo: que pretendo hacerlo como lo llevo haciendo hace tiempo en las redes shoshiales, desde mi experiencia personal y lo más transparente posible. Igual lo hiperbólica y bruta no me lo quita nadie.